(ROL) Una Ayuda Arriesgada

Parece que las notas están causando algo de efecto, al menos...en la guardia. El pregonero difunde un nuevo mensaje:
- Circulan notas subversivas, quien tenga alguna información al respecto debe exponerla en el tablón de la Catedral.
La llamada no obtiene respuesta, nadie parece saber nada..bueno..casi nadie.
Embutida en una capa negra, una figura deja caer notas a su paso por Darkhaven, oculta a la mayoría de los habitantes excepto a los ojos de cierta semi-dragona.
Natalie sigue a la figura hasta un acogedor rincón en el bosque cercano al Cónclave de los Arboles.
Sentado sobre la hierba, esta Vermeer, junto a el una mochila de piel verdosa a rebosar de pergaminos con la misma nota escrita el día anterior. Tiene las manos ensangrentadas y manchadas de tinta y parece al limite de sus fuerzas.
El anciano cabecea a punto de caer dormido.
- Vermer. - susurra Natalie al anciano.
Los ojos del anciano se elevan cansados hacia la semi-dragona.
- Debería de irse a dormir.
Vermeer asiente.
- Pero aun queda mucho por hacer. - Musitó el viejo escriba
- Tranquilo, yo me encargaré.
- Podría ser muy peligroso, no deberías exponerte tanto niña. - Dijo Vermeer preocupado.
- No me cogerán, además...sera divertido ver sus caras cuando un guardia pregone las notas.
- ¿Estas convencida de querer hacerlo? - Le pregunto muy serio el anciano.
- Si. - Dijo Natalie cogiendo la mochila que yacía en la hierba.
Y se alejó sonriendo mientras se ceñía la casaca de la guardia de Belthalas
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Esta escena pertenece a Unión de dos ciudades. Puedes ver el índice en el enlace.
- Circulan notas subversivas, quien tenga alguna información al respecto debe exponerla en el tablón de la Catedral.
La llamada no obtiene respuesta, nadie parece saber nada..bueno..casi nadie.
Embutida en una capa negra, una figura deja caer notas a su paso por Darkhaven, oculta a la mayoría de los habitantes excepto a los ojos de cierta semi-dragona.
Natalie sigue a la figura hasta un acogedor rincón en el bosque cercano al Cónclave de los Arboles.
Sentado sobre la hierba, esta Vermeer, junto a el una mochila de piel verdosa a rebosar de pergaminos con la misma nota escrita el día anterior. Tiene las manos ensangrentadas y manchadas de tinta y parece al limite de sus fuerzas.
El anciano cabecea a punto de caer dormido.
- Vermer. - susurra Natalie al anciano.
Los ojos del anciano se elevan cansados hacia la semi-dragona.
- Debería de irse a dormir.
Vermeer asiente.
- Pero aun queda mucho por hacer. - Musitó el viejo escriba
- Tranquilo, yo me encargaré.
- Podría ser muy peligroso, no deberías exponerte tanto niña. - Dijo Vermeer preocupado.
- No me cogerán, además...sera divertido ver sus caras cuando un guardia pregone las notas.
- ¿Estas convencida de querer hacerlo? - Le pregunto muy serio el anciano.
- Si. - Dijo Natalie cogiendo la mochila que yacía en la hierba.
Y se alejó sonriendo mientras se ceñía la casaca de la guardia de Belthalas
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