(ROL) Un abrupto despertar

Un abrupto despertar
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La diferencia entre la oscuridad en que me encontraba y las sombras en las que desperté era casi imperceptible, pero de nuevo percibía una sensación familiar, estaba de vuelta en casa. Mi cuerpo no era de la forma en que lo recordaba, tenía escamas, cola y un par de alas en mal estado, vagos recuerdos de una aventura en tierras lejanas azotaban mi mente.
No recordaba el porque de mi letargo, ni menos cuanto tiempo duró, pero todo parecía estar igual en la guarida Shinsent. Aun estaba sumido en mis pensamientos cuando voces desconocidas me devuelven a la realidad.
Pensando que eran intrusos empuñé mi espada, listo a entrar en combate, pero poco pareció importarles mi presencia, siguieron corriendo cargando sus armas, escena que se me hacía familiar. No comprendía bien que pasaba, pero tampoco comprendia muchas otras cosas, las que en ese momento eran más importantes para mí.
Recordé haber renacido en este cuerpo, más no la razón de mi largo sueño. De pronto una guerrera se me acerca, su nombre no recuerdo ni tampoco su rostro, solo sé que me transmitió una sensación de confianza, brevemente me explico la situación.
Mis sospechas se hacían ciertas, estábamos en guerra, contra la gente de Kedrova, rivales conocidos para mí, más no enemigos. Intente averiguar el motivo de la guerra, pero no conseguí respuesta clara, tome mi espada y fui al combate, pero cada vez que llegaba, las batallas habían acabado y solo encontraba cuerpos y vestigios de guerra.
Cansado, tiré mi espada cuando me di cuenta de que no tenía un porque pelear...
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Esta escena pertenece a El Renacer del Reino. Puedes ver el índice en el enlac.
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La diferencia entre la oscuridad en que me encontraba y las sombras en las que desperté era casi imperceptible, pero de nuevo percibía una sensación familiar, estaba de vuelta en casa. Mi cuerpo no era de la forma en que lo recordaba, tenía escamas, cola y un par de alas en mal estado, vagos recuerdos de una aventura en tierras lejanas azotaban mi mente.
No recordaba el porque de mi letargo, ni menos cuanto tiempo duró, pero todo parecía estar igual en la guarida Shinsent. Aun estaba sumido en mis pensamientos cuando voces desconocidas me devuelven a la realidad.
Pensando que eran intrusos empuñé mi espada, listo a entrar en combate, pero poco pareció importarles mi presencia, siguieron corriendo cargando sus armas, escena que se me hacía familiar. No comprendía bien que pasaba, pero tampoco comprendia muchas otras cosas, las que en ese momento eran más importantes para mí.
Recordé haber renacido en este cuerpo, más no la razón de mi largo sueño. De pronto una guerrera se me acerca, su nombre no recuerdo ni tampoco su rostro, solo sé que me transmitió una sensación de confianza, brevemente me explico la situación.
Mis sospechas se hacían ciertas, estábamos en guerra, contra la gente de Kedrova, rivales conocidos para mí, más no enemigos. Intente averiguar el motivo de la guerra, pero no conseguí respuesta clara, tome mi espada y fui al combate, pero cada vez que llegaba, las batallas habían acabado y solo encontraba cuerpos y vestigios de guerra.
Cansado, tiré mi espada cuando me di cuenta de que no tenía un porque pelear...
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