(ROL) Destino

[Rilke]

Destino
Intervienen: Destiny, Lord Seldar, Humker, guardias.




I

Varias sombras avanzan a través de unos túneles, húmedos, largos como venas que atraviesan un cuerpo. Al frente del grupo, una mujer, pálida, con los ojos en blanco, encabeza la avanzilla.

–Ya queda poco, señor –dice la mujer, casi susurrando, arrastrando palabras–. Sólo un poco más y habremos llegado.
–No os preocupéis –dice otra voz, al fondo, flanqueado por varias sombras que parecen guardias–. No me importa cuánto tardar, sino llegar hasta allí. No sois consciente del todo, pero… gracias por guiarnos, Destiny…

Quién ha hablado no es otro que el Senescal del Emperador belthaliano, Lord Seldar. Su mirada ha bastado para que la voluntad de la vampiro quedase reducida a cero y los condujera, a través de los subterraneos secretos, hasta la entrada del tunel que une la Ciudad Imperial con Darkhaven.

Y tras horas, y tras cansancio, y tras desorientación, llegan la Guardia y Seldar y Destiny hasta Darkhaven cuando está amaneciendo. Como amaneciendo está la voluntad de la mujer, que casi hiptonizada casi dormida, responde aún a cualquier orden de Lord Seldar. Y este, habiendo logrado lo que sus planes necesitaban, hace que a un gesto el cuerpo de Destiny se derrumbe, y que derrumbada lo porten los guardias, y que portada la lleven hasta la plaza principal, y que llevada depositen su cuerpo en el suelo, como caída, como agotada, como a la espera de ser hallada sin posesiones y sin fuerzas. Tal como está, a punto de ser dañada por las luces primeras.

–Apenas recordará nada, así que no debemos preocuparnos –le dice Lord Seldar a sus hombres en el camino de vuelta–. Mandad un mensajero a ese alguacil nuevo y que ellos mismos se encarguen de todo.




II

En las dependencias de la penitenciaría de Darkhaven, poco después pero ese mismo día, una conversación entre Humker, el alguacil, y algunos de sus guardias, termina de esta forma:

–… dejadla en el Sindicato y que sus compañeros se encarguen de ella. Pero eso sí, sellad la entrada a esos túneles infernales: no quiero que nadie salga de esta ciudad si no es por una de mis puertas. Y de ese Gremio de Asesinos, ¿qué es lo que sabemos? Si fueron ellos como ha dicho ese mensajero…


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Esta escena pertenece a El Gremio de Asesinos. Puedes ver el índice en el enlace.