(ROL) Manos Vacías

Manos vacías
Participantes: un grupo de asesinos
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El hombre tiene mala cara. Sus ojos hundidos y con un halo oscuro alrededor revelan que lleva días sin dormir. La barba, descuidada, empieza a crecer demasiado.
Se encuentra con una rodilla en el suelo y la cabeza agachada en señal de sumisión a su superior. Conoce el destino que le espera de seguir así las cosas. Nunca debería haber dejado que la entrega fallara.
- Veo que te has atrevido a volver sin haberlo recuperado...- la voz suena hueca, sin inflexiones, sin un atisbo de humanidad.
- La he seguido por los 4 reinos mi señor pero no se despegan de la montaraz ni un segundo desde "el incidente"...
- No he pedido tus escusas. Sabes muy bien que "el incidente", como tu lo llamas, también es culpa tuya.
- Pero...
- No hay peros, debiste silenciar al aspirante antes de que hablara. Creía que eras un profesional.
- Lo soy mi señor. No habrá más errores.
- Retirate.
El hombre se levanta aliviado y se dirige apresuradamente a la puerta sin dejar de mirar sus sucias botas, preguntándose cuando tendrá un momento para limpiarlas. No esperaba que La Mano a la que había sido asignado fuera tan benévola. Casi corriendo por la prisa atraviesa y cierra cuidadosamente el gran portón.
Su superior se queda pensativo unos instantes y acto seguido hace un gesto extraño. Dos siluetas se recortan de entre las sombras y se postran ante él.
- Deshaceos de él y traedme a la chica. No dejeis pruebas.
- Así será mi señor - responden los dos asesinos al unísono.
Cuando se marchan la habitación queda nuevamente en silencio...
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Esta escena pertenece a El Gremio de Asesinos. Puedes ver el índice en el enlace.
Participantes: un grupo de asesinos
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El hombre tiene mala cara. Sus ojos hundidos y con un halo oscuro alrededor revelan que lleva días sin dormir. La barba, descuidada, empieza a crecer demasiado.
Se encuentra con una rodilla en el suelo y la cabeza agachada en señal de sumisión a su superior. Conoce el destino que le espera de seguir así las cosas. Nunca debería haber dejado que la entrega fallara.
- Veo que te has atrevido a volver sin haberlo recuperado...- la voz suena hueca, sin inflexiones, sin un atisbo de humanidad.
- La he seguido por los 4 reinos mi señor pero no se despegan de la montaraz ni un segundo desde "el incidente"...
- No he pedido tus escusas. Sabes muy bien que "el incidente", como tu lo llamas, también es culpa tuya.
- Pero...
- No hay peros, debiste silenciar al aspirante antes de que hablara. Creía que eras un profesional.
- Lo soy mi señor. No habrá más errores.
- Retirate.
El hombre se levanta aliviado y se dirige apresuradamente a la puerta sin dejar de mirar sus sucias botas, preguntándose cuando tendrá un momento para limpiarlas. No esperaba que La Mano a la que había sido asignado fuera tan benévola. Casi corriendo por la prisa atraviesa y cierra cuidadosamente el gran portón.
Su superior se queda pensativo unos instantes y acto seguido hace un gesto extraño. Dos siluetas se recortan de entre las sombras y se postran ante él.
- Deshaceos de él y traedme a la chica. No dejeis pruebas.
- Así será mi señor - responden los dos asesinos al unísono.
Cuando se marchan la habitación queda nuevamente en silencio...
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Esta escena pertenece a El Gremio de Asesinos. Puedes ver el índice en el enlace.