(ROL) Un golpe desafortunado

[Anonimus]

Un golpe desafortunado
Personajes: Un hombre, Borton, Angeldust y Maite

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El hombre se miraba las sucias botas irritado. ¿A qué idiota podía ocurrírsele hacer la entrega en una feria atestada de gente? Tendrían suerte si los guardias no se daban cuenta del pastel y armaban problemas.

La cola de la atracción avanzaba despacio mientras el público trataba sin éxito de hacer sonar la campana de un mazazo. ¿Acaso no sabían que esos cacharros siempre están trucados? Suerte que él conocía el modo de hacerlo.

Una pareja de guardias pasaron junto a él charlando animadamente y haciéndole sudar dentro de su oscura capa. Al menos ya casi era su turno.

Borton repetía una y otra vez: ¡Sólo 500 monedas de oro! ¡Pruebe suerte!

Y de repente la campana sonó haciendo al hombre atragantarse de la impresión. Levantó la vista con la sorpresa claramente dibujada en sus ojos. El plan estaba a punto de dar al traste y si eso ocurría su futuro pintaba muy mal.

Borton alargó la mano recogiéndo el peluche que le tendía su joven ayudante y haciendo entrega del mismo a una bella montaraz de ojos tan grises como el ánimo que se apoderaba del hombre.

- Angeldust has logrado levantar la pesa a lo mas alto!! Fue un golpe tremendo!! Aquí está tu premio.

El hombre grabó el nombre en su memoria mientras salía de la cola tan disimuladamente que nadie notó que ya no estaba allí. Se fundió con la muchedumbre y se dispuso a seguir a la muchacha.
En varias ocasiones estuvo a punto de alcanzar el estúpido osito pero la chica se paraba en cada multitud a curiosear cada atracción de la Foire de Reves.

Finalmente la montaraz entró en la carpa de Maite. Su perseguidor sopesó por un momento la posibilidad de entrar en la lona y matar a ambas pero estaba seguro de que alguna gritaría antes de que tuviese tiempo de silenciarlas y no conseguiría librarse de los guardias. Por eso rodeó la lona y aguzó el oído tratando de captar algún sonido del interior.

-...la suerte te ha abandonado Angeldust, espero la encuentres...- fue lo único que consiguió captar. Y tanto que te ha abandonado...¡A ti y a mi!

Angeldust salió de la tienda pensativa, sumida en las palabras de la adivina y el hombre reanudó la persecución a una distancia prudencial, sin embargó, en un instante la mujer desapareció de la vista de todos y solo quedo una extraña brisa...


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Esta escena pertenece a El Gremio de Asesinos. Puedes ver el índice en el enlace.