(ROL) Preludio

[Rilke]

Viene de Las Fronteras de Belthalas:


Preludio
Fecha: 01.05.08
Interviene: la Asamblea de la Ciudad
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I

Está anocheciendo en Belthalas cuando un carruaje se detiene en la Calle de las hogueras. De él descienden dos personas: un anciano de pelo cano envuelto en una capa negra, y otro hombre, considerablemente más joven que lo ayuda a descender del vehículo. Cruzan la calle y se detienen ante la puerta de un local. El más joven aporrea con suavidad la puerta, que se abre casi al momento.

-Bienvenidos al Búho Be... -dice el hombre que la abre, cubierto con un mandil blanco-. ¡Oh, señor Valislande! Pasen, pasen... Los están esperando.

Así que los tres hombres cruzan el local, ante la mirada de alguno de los comensales, en dirección a uno de los espacios reservados.


II

Dentro de un pequeño, pero bien atendido comedor se hayan reunidas varias personas.
Una de ellas, una mujer, se ha levantado de su silla, algo eufórica y dirigiéndose al resto dice:

-No me preocupa, mis negocios son lo suficientemente fuertes -golpea la mesa-. Lo que quiero saber de una vez por todas es si alguien más está por entrar o interferir en mis negocios.
-Tranquilizaos, Nereida -dice un hombre, sentado en uno de los extremos de la mesa-. A más territorios, más negocios, ¿no es así la lógica comercial que manejáis?

El hombre está extravagantemente vestido con túnicas y colgantes, alguno de los cuales parecen desde luego símbolos religiosos.

-Además, sabemos de sobra que vos no dejaréis que nadie os pise -añade el hombre.
-Alba... -dice la mujer a la que han nombrado como Nereida-, ya me lo contarás.
-Sólo tenemos que estar pendientes -dice el hombre- y si el Emperador continuara con esa actitud, intervenir de una manera visible.
-¿Visible? -dice Erebus Alba-. El Imperio, bien sea el propio emperador como su senescal, sabe que nada de lo que hagan es posible sin una aprobación real de la Asamblea de la Ciudad.
-¿Cómo entonces ha ocurrido que Belthalas esté ampliando sus dominios? -dice algo más alterada Nereida-. ¡En Darkhaven están incluso derribando las murallas de cara a la expansión!
-Tranquilizaos, Nereida -dice con calma el hombre-. El negocio de los Oldwine está a seguro.
-No es eso lo que me preocupa -dice la mujer-. Sino que quizá sea el momento de ralentizar las cosas, y que entiendan que esto debe pasar primero por nuestra aprobación.

Otro de los hombres que allí se encuentra levanta en ese momento la mano, con suavidad, casi de una forma etérea.

-En Selmiag piensan exactamente lo mismo -dice-. No puede avanzar tan rápido. No. No. No. Nos veremos obligados a intervenir.
-Eso es -lanza Nereida-. ¡Que se haga evidente la falta de respeto a la Asamblea de la ciudad!

Erebus de Alba mira de reojo a la cuarta persona que aún no ha abierto la boca, un hombre uniformado que escucha atentamente la discusión mientras da buena cuenta de un lechón asado que han colocado justo enfrente suyo.

-Y si eso significa... -comienza a decir Nereida Oldwine antes de ser interrumpida.


III

La puerta del pequeño comedor se abre de pronto, dejando visibles en el umbral al camarero y a los dos hombres recién llegados.

-Nadie ni nada va a retrasar la expansión de Belthalas -dice el anciano de pelo blanco retirándose la capa del cuello y avanzando hacia la mesa-. ¿Entendido? Nada, ni nadie...

Y, entonces, tendiéndole la capa a su secretario, Alssair Valislande toma su asiento en la mesa donde la Asamblea de la ciudad continuará su reunión.

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