(ROL) La Ley del Emperador

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(ROL) La Ley del Emperador

Notapor Alda el 14 Ene 2008 17:57

LA LEY DEL EMPERADOR


PJ's: Gilgamesh, Angeldust, Duryan y Alda
PNJ's: Leidan de Kren y Lord Seldar (llevados por Jeraen)
Fecha: 5 de enero de 2007
Introducción: El Capitan Leidan de Kren se reune con la comitiva insurrecta en la fortaleza de Emperador de Belthalas. La Ley del Emperador es puesta en duda.




Aquella mesa de mármol no transmitía la ni por asomo la misma frialdad que el rostro del capitan Leidan de Kren. Su asiento situado a la derecha del principal con el emblema del Belthalas le dejaba en una posición de importancia. Alrededor suyo, una pequeña comitiva de insurrectos había tomado asiento, esperando la aparición del Emperador que aún no había hecho acto de presencia.

- Sería descortés comenzar sin el anfitrión – dijo Alda mientras varios sirvientes comenzaban a repartir el vino a todos.

- El senescal está tratando otros asuntos, se unirá a nosotros en un rato -. El Capitan Leidan parecía estar al mando de todo en ausencia del Emperador y sin mediar palabra introductoria alguna, habló directamente -. Hasta que punto está implicada la insurrección en el ataque a Taman?

Gilgamesh pareció morderse un labio evitando hablar mientras miraba a Alda esperando órdenes. Angeldust y Duryan cruzaron son miradas. La pregunta había pillado por sorpresa al grupo.

- Pudimos distinguir al menos de insignias del bosque entre los asaltantes – añadió Leidan.

- ¿Para eso nos habéis traído hasta aquí? – el tono de la anciana transmitía toda la serenidad que el grupo estaba perdiendo.

- Es uno de los motivos – respondió el capitan de Kren mientras las manos sobre la mesa sin quitar ojo al grupo.

- ¿Y los demás motivos? – la pequeña Duryan no pudo evitar preguntar.

De Kren observó a la gnoma y uno a uno fue mirando a los presentes. Lentamente, quizás con el talante de quien es sabedor de controlar la situación, se recostó ligeramente sobre el respaldo de su asiento.

- ¿Sabréis que el senescal ha decretado a la insurrección enemigo del imperio? – preguntó observado la cara de los presente ante la noticia.

- Lo sabemos – añadió Alda -, pero la Insurreción no tiene nada que ocultar. Por eso estamos aquí, para aclarar este malentendido.

- ¿Queréis decir que los insurrectos que hemos identificado como asesinos son un malentendido? – el capitán se incorporó con rapidez golpeando con fuerza la mesa con su puño.

- Quiero decir que no toda la Insurrección es asesina –continuó Alda con tranquilidad - y que si algún insurrecto ha cometido algún crimen, el propio Concilio impondrá su castigo.

- ¿Insinúas que los insurrectos no se deben a la ley del Emperador? - de Kren entrecerró los ojos hasta convertirlos en un pequeña línea, escudriñando a la anciana.

La pierna de Duryan comenzó a golpear ligeramente el suelo en un gesto de nerviosismo, mientras el rostro de Angeldust se fruncía formando una arruga de enfado en su rostro que no podía disimular. El Senescal insurrecto parecía seguir mordiéndose el labio, dejando hablar a Alda. Ésta, trataba de mostrarse lo más serena posible, si bien el tono que estaba tomando la conversación no parecía gustarla en absoluto. Con todo el tacto que le era posible, trató de encontrar las palabras adecuadas para no hacer enfadar al capitán, sabiendo que se encontraban en la residencia del Emperador, rodeados de toda su guardia.

- Insinuo…. que el Emperador tiene mucho trabajo... – la anciana tragó saliva meditando lo que iba a decir- y no hay que darle mas... el bienestar y la seguridad de Belthalas es MUY importante para la Insurreccion. ¿Acaso os olvidáis de dónde se encuentra Kedrova?

- Parece que los que asaltaron Taman si lo han olvidado – respondió de Kren -. El paso se encuentra ahora desprotegido y la fortaleza inutilizada

- Nada que no pueda ser arreglado... las tropas del emperador son asombrosas... – añadió Alda.

El capitán bebió un trago de vino y el sirviente inmediatamente rellenó su copa. Justo en ese instante, un ligero chirrido desvió las miradas de los reunidos hacia la puertas del Salón de Reuniones. Un hombre de pelo cano irrumpido en la estancia.

- Sí que lo son – digo el hombre mientras se dirigía hacia el asiento del anfitrión.

El grupo reconoció inmediatamente la imponente figura de Lord Seldar. Pese a la edad, aquel hombre poseía la entereza que le había hecho permanecer en el mando de la ciudad de Belthalas durante tantos años como Senescal del Emperador. Ni siquiera la edad había menguado ni un ápice su porte…quizás esas canas le conferían un aire de sabiduría que sólo los años podían ofrecer. Con su cabeza saludó al grupo cortésmente mientras tomaba asiento en la silla con el emblema del Emperador.

- Lord Seldar, Senescal del Emperador – añadió el hombre presentándose.




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Esta escena pertenece a Las Fronteras de Belthalas. Puedes ver el índice en el enlace.
Alda
 
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