(ROL) Rindiendo cuentas a La Mano II

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(ROL) Rindiendo cuentas a La Mano II

Notapor MidNight el 13 Nov 2007 14:02

Rindiendo cuentas a La Mano II

Intervienen: Angeldust, MidNight y El Hermano (llevado por Jeraen)
Fecha: 5 de noviembre de 2007
Introducción: El Hermano se encuentra con Angeldust en Kedrova. Mientras Jeraen vigila la situación desde el cielo, MidNight se transforma en un ingenuo gato para no perder de vista a Angeldust.



MidNight olió al Lobo Guardián desde lejos. Miró hacia el oeste mientras aún masticaba. Algunos pájaros alzaron el vuelo repentinamente y pronto los arbustos comenzaron a moverse. De entre ellos, un joven elfo vestido con ropas de color pardo hacía una reverencia ante la dragona. Su rostro exhibió una mueca de asco. Por unos instantes, el elfo permaneció callado observado hasta que por fin decidió hablar.

- Señora, el Hermano ha llegado. Me envían a buscarla.

MidNight escupió los restos de aquel gnomo hacia un rincón. La sangre manchaba la verde hierba tomando un color oscuro. La dragona echó algo de tierra sobre ella para esconderla y lamió la sangre que quedaba en su garra. Sacó su lengua husmeando el aire y sin mediar palabra alzó el vuelo.

Desde lo alto todo se veía diferente. Hacia el oeste, el humo de un pequeño fuego delataba la presencia de un campamento, bien camuflado en la ladera de una montaña, entre varios grandes peñascos. Se dirigió hacia el lugar que habían acordado. En el cielo, observó un pequeño dragón de escamas rojizas con alguien montado encima. Al acercarse, poco a poco comenzó a distinguir a Jeraen. El pequeño dragón pareció percatarse de su llegada, moviéndose nerviosamente. MidNight esbozó una ligera sonrisa al ver los esfuerzos de Jeraen por mantenerse a lomos de su montura.

Desde lo alto la figura de Angeldust y descendió hasta posarse a su lado. Podía oler varias personas acercándose a ellos.

- No deben verte, quieren que vaya sola – dijo Angeldust con voz firme.

Midnight suspiró resignada. Aquello que iba a hacer suponía caer muy bajo…un duro golpe para su orgullo. Murmurando una maldición para sus adentros, pronunció unas extrañas palabras y su cuerpo fue menguando lentamente. Sus escamas fueron perdiendo su brillo y dureza hasta convertirse en un suave pelo negro. Un pequeño maullido completó el nuevo aspecto de MidNight.

Al momento, tres figuras aparecieron de entre los árboles. Allí estaba el Hermano, rodeado de dos Lobos Guardianes. Angeldust les miró fijamente. Aún así parecía divertido, como si aquello no fuese un entretenimiento mas. Nunca había sentido unas ganas tan inmensas de golpear a alguien, bueno…casi nunca… Los Lobos hicieron una reverencia ante Angeldust y se retiraron.

- Ya era hora de que se marcharan.- dijo el Hermano regodeándose, como si en algún momento le hubiese molestado su presencia

- Es su trabajo- contestó Angeldust mientras el gato correteaba entre sus pies-. Está todo listo. ¿Nos vamos?

El Hermano inspeccionó con la mirada a Angeldust durante unos instantes.

- Las armas en esta bolsa - ordenó, mientras examinaba al gato sin mayor preocupación.

Con lentitud deliberada Angeldust soltó las tiras de cuero que aferraban las espadas a su espalda y se las entregó al hombre. El gato se acercó ágilmente al Hermano y comenzó a frotar su lomo contra las piernas de él, emitiendo confortante ronroneo. El Hermano, se agachó sin prestar atención a Angeldust. Ambos eran conscientes de quién manejaba la situación. Acarició la cabeza del gato con suavidad.

- Todas las armas - ordenó al alzar la vista hacia Angeldust, señalando la marca de su cara.

Angeldust resopló, consciente de que discutir no serviría de nada y desvistió su marca lanzándola dentro de la bolsa. Alzó sus brazos girando lentamente sobre sí misma, mostrando todo su atuendo al hombre.

- ¿Contento?

El Hermano sonrió satisfecho. Lentamente se levantó tomando el gato entre sus brazos y se echó la bolsa a la espalda.

- Marchemos.

Por un momento Angeldust recordó cierta tendencia de la dragona a considerar al resto de los insurrectos “su comida” o su último encuentro con los asesinos, y no pudo evitar estremecerse. Sin embargo ella se comportaba como si de realmente fuese un gato, sólo los que se habían fijado alguna vez, verían que tenía el mismo brillo amarillo en los ojos.


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Esta escena pertenece a Las Fronteras de Belthalas. Puedes ver el índice en el enlace.
MidNight
 
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